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Mostrando las entradas de mayo, 2018

Enamoramiento juvenil en la Iglesia (parte II)

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Cuando he tenido la oportunidad de tocar el tema de enamoramiento, pareja o matrimonio a un grupo de jóvenes en la Iglesia, sin importar la edad que tengan, usualmente obtengo la misma respuesta: “el amor es un sentimiento”. Esta respuesta se percibe hasta en los padres, demostrando que este aprendizaje ha sido heredado y reforzado en casa, teniendo como resultado muchos hogares fragmentados, permisivos y hasta violentos. Estos jóvenes, que tardan más en aprender una clase que en enamorarse de alguien, basan sus precoces y bienintencionadas relaciones de pareja bajo la premisa del sentimiento, y por consiguiente la relación se termina cuando este sentimiento se acaba; entonces cuando se les pregunta si están dispuestos a casarse en un matrimonio para toda la vida, ellos responden que no, y es entendible. Otra situación es que estos jóvenes han crecido con una idea auto-referencial también basados en las emociones, es decir, su pareja debe hacerlos sentir bien, en la m

Enamoramiento juvenil en la Iglesia (parte I)

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A medida que avanzan los años, la globalización y el internet logrado que las parejas de enamorados, pololos, novios, etc. (según tu país) haya aumentado en los grupos juveniles, movimientos o núcleos a los que asistes, y esto directamente proporcional a dolor de cabeza de tu párroco, tu sacerdote, tu guía espiritual, director, coordinador y compañeros de camino. ¿Si es un asunto de dos porqué hay tanta gente metida? Simple y sencillamente porque en la Iglesia Católica se contempla la visión de “comunidad” donde se toma consciencia de que toda decisión impacta en alguna medida con los demás, vivimos en un mundo de relaciones; esto, a sabiendas de que la sociedad fuera del contorno eclesial impone otra pauta libertaria: “lo que hago es problema mío”. Durante algún tiempo algunas parroquias optaron por ignorar esta realidad y enseñando a sus jóvenes fieles a que en el ámbito religioso todos eran hermanos y las muestras de afecto (más allá de la amical) no eran las más adecu

La familia como prioridad

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Hace poco conversaba con una familia amiga acerca de las pocas ganas que tenía una de sus integrantes de contribuir en las labores del hogar a pesar de estar en una edad adulta; luego de ello surgió el tema que da título a este artículo. La mayor y cabeza de esta familia afirmó que antes las cosas no eran así, en las familias de hace más de cinco décadas las prioridades de vida eran otras, muchos estudiaban en el colegio por las tardes y en las mañanas se priorizaban las tareas del hogar y luego los proyectos personales (tareas escolares o centro de labores) y cada quién tenía una actividad designada en la casa que podía ser relativamente estable sin volverse rígida e inflexible, es decir, primero se tendía la cama y se lavaban los servicios y luego recién podía hacer la tarea e ir al colegio, finalizando con actividades de entretenimiento; si alguno se enfermaba sólo dejaba su labor cuando ya no hubiera más remedio y tenía un tiempo establecido de manera tácita para recupera