Los grupos juveniles en la Iglesia
Se realizó un estudio antropológico en Argentina acerca de la
evolución que sufren los jóvenes que ingresan y permanecen en un grupo
parroquial que mostró algunos resultados interesantes que expondré aquí:
La
doctrina y valores cristianos se fortalecen en la convivencia del grupo:
Los jóvenes que forman un grupo parroquial
generalmente no practican los preceptos de la Iglesia en su totalidad y
algunos hasta los desconocen; pero es durante la convivencia en el grupo en el
que estas prácticas y vivencias se hacen constantes y más firmes hasta
convertirse en signo diferenciador entre otros grupos sociales que el joven
tiene. Esto quiere decir que estar en un grupo parroquial no es sólo referirse
al nombre o al lugar sino a lo que hacen, piensan, creen y sienten. Esto me
recuerda la cita de Hechos 2, 42 -47.
La
mayoría se acerca por motivos mundanos: Esta investigación mostró que la
mayoría de ellos se acercó por motivaciones personales como su gusto por la
música, un interés por alguien del sexo opuesto, generar mayor vida social,
cantar, invitación de otros amigos, etc. y sin embargo, al pasar y cimentar su
vida en el grupo descubren que Dios había actuado de manera más profunda.
La
importancia de la familia en la niñez: Muchos de los que ingresan a la
parroquia recibieron una formación en los valores y conceptos cristianos en sus
hogares y estos se fortalecieron de manera conceptual en los colegios, donde
pierde el sentido vivencial y se convierte en un conjunto de reglas que son
seguidas en mayor o menor medida según den seguridad a su vida; pero durante
la juventud esto se pone en tela de juicio donde termina por fundamentarse o debilitarse.
Vulnerabilidad:
Los integrantes del grupo reciben sanciones sociales como burlas y reprimendas
de miembros de sus otros grupos sociales, es decir, amigos, familiares,
compañeros de barrio, etc. ante lo cual buscan mostrar conductas que los hagan
“normales” y así evitar la sanción.
Fidelidad y compromiso: Los jóvenes que
han permanecido más tiempo en el grupo (especialmente cerca a sus orígenes)
suelen mantenerse más fieles que aquellos que ingresaron últimos o que han
permanecido menos tiempo.
Estas cuatro características nos ayudan a comprender la
importancia y los riesgos que asume un grupo juvenil, sobretodo su dinámica y como
puede esto influir en futuras decisiones del grupo. Seguir a Cristo es difícil,
pero seguirlo sin una comunidad es aún peor.
Busquemos mantener a nuestro grupo siempre unido en torno a
nuestra piedra angular.

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